Solo eso.

Tengo esas ganas locas de salir y explorar el mundo, respirar un aire diferente, sentirme pérdida en un pueblo desconocido, hacer especial lugares por los momentos que pase en ellos y por sobre todo sentirme libre.
Es gratificante subir a la cima de un risco, cerro, árbol o montaña para ensordecer los oídos y hasta el pensamiento. Cuando todo calla y solo sientes el pálpito de tu corazón. Entonces es como si la vida se detuviese un segundo solo para gozar el momento.
Anhelo entrar a un bosque y que las raíces, hojas, flores o animales me sorprendan y se hagan más bellos que nunca. Esa sensación de unión natural en la que se descubre que todos somos uno.
Me gusta esa gloria de caminar horas y horas buscando un lugar de libros turísticos y cuando crees que ya no llegarás, lo ves, ahí tan solo a unos pasos y tus ojos se exorbitán y te agitas un poco por la euforia y te llenas de un nose qué, pero te sientes pleno.
Pasar por lugares ancestrales y ponerse a reflexionar cuantas personas han pasado por ahí.
Llegar al lago, laguna, río o mar y lanzar los zapatos para poder sumergirlos al agua fresca y sentirte vivo.

No hay comentarios: