Camposdefresas

14 horas, 40 minutos.

Casi instintivamente como el drogadicto que busca la aguja en forma inconsciente para hundirsela en la vena, se llevó los dedos a la boca.
Los introdujo hasta la garganta.
Y sintió la primera arcada.
Habia comido en exceso: sopa, carne, ensalada, pan, postre. Sería fácil devolverlo todo.
Bastarían unos segundos como siempre.
Sin ruido.
La arcada aumentó.
Se acercó a la taza del inodoro. Se arrodilló delante de ella.
Inclino la cabeza.
Pero de pronto se vio a sí misma, reflejada en el pequeño lago quieto formado por el agua clara, transparente del fondo del WC, al otro lado del cual desaparecia el conducto rumbo a las cloacas.
Ella.
No... de pronto dejó de verse a sí misma.
Se convirtió en Luciana.
Tuvo un espasmo, un estremecimiento, pero no debido a la presión de los dedos o a causa de otra nueva arcada. Fue como si un grito silencioso acabase de estallar en su interior.
Luciana.
Loreto nunca hubiese gritado así; Luciana sí-
Cerró los ojos y volvio a abrirlos, un par de veces. Esperó, pero la imagen no desapareció, no volvió a ser la de sí misma.
Despacio, muy despacio, apartó los dedos del fondo de su boca, hasta acabar sacandoselos de ella.
Entonces, la imagen volvio a ser la suya.
Se dejo caer temblando hacia atrás, hasta acabar snetada en el suelo del cuarto de baño, aturdida. Luego se llévo las manos a la cabeza. no era una guerra, era algo mucho peor.
Dos personas peleandose en su interior.
De algún lugar sacó fuerzas, no supo de dónde. Lo único que fue capaz de recordar en los dos o tres minutos siguientes fue que, tras permanecer en el suelo un tiempo indefinido, acabó levantandose para salir como un rayo del baño, alejándose del influjo hechizante de su reclamo.
Y lo habia conseguido sola.
Por primera vez.
Sola o con el espectro de Luciana reflejado allí, abajo, aunque la decision final seguia siendo suya, y eso era lo más importante.
Se encontro con sus padres, llenos de ansiedad, pero no hizo falta que les dijera nada. El ruido de la cisterna del inodoro no habia sonado. Así que se metió en su habitación temblando, asustada por su exito, más asustada de lo que nunca habia estado en la vida.

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